Así sean sus navajas, primores de juguete y no herramienta;
miniaturas que contienen ojos de cerradura, a través de los
cuales se ve el sueño de los que duermen. Su manufactura es de
espectáculo y su composición hecha con adminículos improbables,
es más de hechizo que de taller registrado. No se concibieron
para el corte de la vianda sino para la gollería conventual, para
el empiñonado y el pan real, que no para el jarrete.
Bululú hubo que pusiera en la faltriquera de una enamorada
virginal una navajuela de nácar de Manila,
como hiciera Visconti en el Gatopardo.
(Texto extraído de “La navaja de Hefesto o Le petit jardín des couteaux.)
Comienzo un nuevo proyecto
con esta navaja del tipo moneda
de la cual hay múltiples versiones,
la gran mayoría de fabricación
a partir de monedas españolas de
5 pesetas y francesas de 5 francos.
Hoja perforada y ranurada y el separador de latón, conjunto que completa los 37 m/m de diámetro de las cachas. |
La hoja mostrando la perforación de 3 m/m para alojar su eje y la ranura que permitirá el paso de uno de los dos remaches. |
El conjunto presentado sin la segunda cacha. |
s
Una vista más cercana del conjunto. |
Así quedaría armada la navajita todavía falta el vaciado de la hoja y luego su temple. |
El separador de latón ya cementado a la cacha y con un rebaje "media caña" para permitir el giro de la hoja. |
La hoja ya templada y revenida. |
19 m/m de filo total. |
4 m/m de espesor y 37 m/m de diámetro. |
Vista del separador de latón. |
Rebaje en las cachas a falta de "uñero". |
La navajita terminada. |
Se merecía una fundita acorde. |